La gente se ha encargado de destrozarlo y de juzgarlo muy severamente, casi como a un asesino o a un violador. La Federación de natación de los Estados Unidos lo ha suspendido por 3 meses, sanción ante la cual muchos se han mostrado inconformes y han cuestionado duramente el trato laxo y complaciente que se le ha otorgado simplemente por ser Michael Phelps.
A diferencia de todas esas personas, yo creo que se está sobre valorando una situación que no debería pasar a mayores. Si bien es una figura pública y por lo tanto muchos niños y jóvenes buscan emularlo; y si bien es la imagen del deporte americano, me parece que Phelps puede hacer lo que se le venga en gana porque no está en medio de ninguna competencia. El cuate ha entrenado como loco durante años llevando un régimen de lo más estricto, ganó 8 medallas olímpicas áureas en Beijing, lo que significa el mayor número para un deportista en una sola justa, ha cargado con el peso y la responsabilidad que le enjaretaron arbitrariamente todos los medios de comunicación. Bueno, ahora a este “gallo” se le antojó echarse un poco de mariguana, salir de fiesta, conocer chicas… ¡¿y eso qué?! Phelps puede darse el lujo de retirarse de las competencias, reírse de la sanción que le han impuesto, y vivir tranquilamente el resto de su vida, lo que le permitiría hacer con ella lo que se le antojara sin tener que estar aguantando juicios y críticas hipócritas de millones de desconocidos.
Seguramente muchos estarán en desacuerdo con un servidor, pero esto es lo que creo y a pesar de que pueda entender muchos de los argumentos de los detractores de este fantástico atleta, considero que no son suficientes y que se está exagerando este hecho simplemente para satisfacer intereses comerciales.